lunes, 12 de septiembre de 2011

Perdidos en Tokio

Tras la fiesta de bienvenida que nos organizaron los amigos de Leo el día de llegada, Charles y yo tuvimos que regresar al hostel, con el peso del jetlag encima y un mapa donde, creíamos, estaba indicado el lugar como "Posada Sakura". Luego de caminar sin éxito por lo que parecieron infinitas horas, decidimos aventurarnos a pedir direcciones. El primer señor amablemente nos indicó el camino hacia la calle, una vez cerca de la calle, una chica y su papá nos llevaron hasta el punto exacto del mapa en donde estaba "el hostel". Sorprendentemente, nuestro japonés nos había permitido entendernos perfectamente con las personas para orientarnos.

Justo entonces entendimos lo que estaba pasando, el mapa estaba indicando OTRA posada Sakura, una que no tenía ni una sola luz y por la que habíamos pasado mil veces cuando buscábamos por nuestra cuenta. A partir de ese momento, nuestra habilidad con el japonés se deshizo y no encontrábamos manera de explicarle al señor que, a pesar de que estábamos en el lugar del mapa que le habíamos mostrado, seguía sin ser nuestro hostel.

Una vez que logramos (o no) explicárselo, nos encaminamos hacia el lugar correcto por nuestra cuenta de nuevo. Nos detuvimos en una esquina a mirar el mapa, y un señor en una bicicleta nos preguntó a dónde queríamos llegar. Cuando respondimos Sakura Hostel, sin haberle pedido nada, el señor se bajó de su bici y nos dijo que nos acompañaría. A pesar de que empezaba a llover, el señor caminó con nosotros todo el camino hasta la entrada del hostel, donde le agradecimos infinitamente.

Estábamos en el hostel, podíamos dormir después de quien sabe cuantas horas, sobre un día del calendario que todavía no tenía sentido para mi.

La primera noche amé Japón.

1 comentario:

  1. "La primera noche amé Japón".

    ><

    Esto es demasiado fino de leer, en serio o.O

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