lunes, 5 de diciembre de 2011

Nihongo Nouryoku Shiken

o su versión en inglés, el Japanese Language Proficiency Test.

Sé que no he escrito un post desde la primera semana que pasé en Tokyo y ya tengo más de tres meses viviendo en Japón, pero haber ido a presentar el Noken dentro de Japón, y la petición personal de Débora, merecen que desempolve este pequeño espacio cibernético.

Como todos los idiomas, el japonés tiene su propio examen para medir la proficiencia de los afortunados y no-tan-afortunados estudiantes del idioma. Actualmente está conformado por 5 niveles, siendo el 5 el más básico y el 1 el de los dioses. Esta no es la primera vez que presento el examen, ya en Venezuela me había estrellado contra la pared al tratar de aprobar N4 (antiguo N3).

El examen, que es aplicado en la misma fecha alrededor del mundo, tuvo lugar ayer Domingo 4 de Diciembre. Los estudiantes extranjeros de Gidai viajamos a Niigata, la ciudad principal de la prefectura en que vivimos, para tomarlo.

Los que han tenido la oportunidad de estar en Japón deben haber notado la fórmula de la eficiencia nippona: seguir el manual. El sentido común toma un segundo plano en lo que los japoneses consideran un trabajo bien desempeñado, porque siempre el how-to está por delante. Todos estamos conscientes de que la logística de este tipo de eventos masivos tiene que ser súper protocolar, sin embargo, los japoneses pueden llevar esto muy lejos.

Ayer ocupé un salón de la Universidad de Niigata para presentar el Noken N4, junto a Charles, en el cual fuimos instruídos muy detalladamente por la japonesa a cargo sobre los lineamientos del examen: sólo el lapiz y borra sobre el escritorio, la borra debía estar despojada de su etiqueta, no comenzar antes de la señal, etc, etc. Justo cuando se disponía a darle luz verde a la asistente para que nos entregara los exámenes, una avispa empezó a sobrevolar el salón.

"Disculpen, no podemos empezar el examen aún" dijo la encargada mientras escribía en un papel que luego le dio a la asistente para que llevara afuera. Yo entiendo por qué el protocolo incluiría un sistema de reportes de irregularidades que retrasen la hora de inicio y fin de la prueba, sin embargo, levantar un reporte sobre una avispa me parece ir demasiado lejos. Pienso que podrían desaparecer el retraso abriendo un poco la puerta o la ventana para dejar salir a la avispa, pero eso es muy extranjero de mi parte.

Una vez resuelto ( y reportado ) el incidente de la avispa, la asistente repartió los exámenes. Aquellos puestos ausentes de examinados también tuvieron su examen en el escritorio durante todo el tiempo de la prueba de vocabulario, y les fue recogido, de la misma forma, al final. La misma repartición de exámenes a puestos vacíos ocurrió para la prueba de gramática.

Para la prueba de listening siempre es necesario hacer un demo para comprobar el sonido. Luego de que una voz aguda hizo retumbar "Mondai-ichi" en nuestros tímpanos, la encargada, siempre siguiendo el manual, preguntó si podíamos escuchar. Evidentemente podíamos escuchar, seguidamente preguntó si estaba demasiado fuerte, tras lo cual una chica en el salón no pudo aguantar la risa. Esto desencadenó toda una problemática, el sonido era muy duro para los examinados, entonces la solución fue cambiar de puesto a las personas de la primera fila, porque bajarle el volumen a las cornetas sería mucho más complicado, o quizás rompería con el rango establecido en el manual. La cara del pobre muchacho que estaba sentado en la primera fila, que parecía no entender media palabra de lo que estaban diciendo, mientras la encargada le hacía señas de que se levantara, valió demasiado la pena todo el trajín de viajar a Niigata a las 8 de la mañana para presentar esta prueba.

Ahora sólo queda esperar los resultados y seguir estudiando para volver a vivir la experiencia en el N3 el próximo verano.

1 comentario:

  1. Ay, todo suena tan rígido que evidentemente, al principio, debe ser muy chistoso..., pero qué aburrido debe ser vivir así años y años, sin el despelote habitual (?)...

    ResponderEliminar